Como ya comenté en mi anterior post, las redes sociales son una herramienta de ocio muy completa que ha de utilizarse con criterio y sensatez. La total despreocupación a la hora de utilizarlas puede conducir a cometer errores de mayor o menor gravedad.
Uno de los aspectos a cuidar y tener en cuenta, que además está siendo objeto de polémica en los últimos meses, es el de la privacidad de los usuarios que conforman cada red social.
Se entiende por privacidad el nivel de protección de que disponen todos los datos e informaciones que una persona introduce en una red social, en cuanto al grado de accesibilidad a ellos que otros usuarios o internautas pueden tener.
De este modo, al titular de la misma se le otorga la potestad de decidir qué quiere compartir con el resto de usuarios de la red social o de Internet, además de la posibilidad de modificar estos parámetros de seguridad en cualquier momento.
Es preciso ser cuidadoso con la cantidad de información que se pone a disposición de los demás, y habilitar el acceso a ella, en la medida de lo posible, sólo a los usuarios que consideramos contactos o amigos. Han aparecido varias noticias en los últimos meses sobre personas que habían perdido su empleo u otras posesiones por un comentario desafortunado en Facebook o Twitter que acabó llegando a oídos de quien no debía.
También saltó a los titulares de prensa alguna noticia sobre el tratamiento infructuoso o indebido que, presuntamente, se le daba a los datos privados y personales de los usuarios de ciertas redes.
Hay que cuidar mucho la información que tenemos en la red a disposición de los demás internautas, porque además de los daños que pueden generarte, con toda esa información personal que circula por la red, se está construyendo una identidad digital propia que puede ayudarnos incluso a encontrar trabajo, y es preciso que esa identidad esté cuidada en todos los aspectos para darnos cierta credibilidad.
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